Cobre, turquesa y verde son parte de la misma identidad. La Colección Aconcagua enaltece las virtudes cromáticas del metal aprovechando toda la gama de marrones que parten de su oxidación natural y los colores que emergen de su pátina. La magia de la metamorfosis se siente en cada una de sus piezas.

Colores naturales y acabados mágicos

A partir de la oxidación natural del cobre se logran diferentes gamas de marrones y las pátinas en verde. Para conservar el color natural se le aplica un pulido que realza su brillo y para obtener el más blanquecino se aplica un tratamiento a base de plata. Los procesos se finalizan con capa superficial de laca que otorga el tono del acabado final.

Objetos que nacen del proceso natural de oxidación

Cada objeto de esta colección presenta una alternativa que nace del cobre y se vuelve única. Aros, collares y gargantillas desafían la comparación a través de texturas y juegos de color que lustran la nobleza del histórico metal

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